Considerando la lectura propuesta para esta segunda participación, efectivamente hay dificultades en esta aventura de ser maestro, no se si las mismas, no se con cuanta variación, pero las hay y esto es lo que me hizo ponerle mayor interés al camino emprendido. Mi aprendizaje también incluye el ensayo y error, sin embargo mi ambivalencia estaba entre el intentar entrar en este medio y entre no solo intentarlo, sino hacerlo bien; de inicio solo quise aparentar ser maestra en la imagen por la ropa formal y la voz fuerte, pues asumía que sabía lo necesario para hacerlo ¡qué ingenua! no sabía lo que decía, sin embargo el tiempo, la constancia y la experiencia permite que disfrutes “la libertad de ser profesor”, vaya frase tan profunda del autor. En estos momentos y después de varios años, claro está, ya me deleito, me apasiona, me complace el sentirme útil a los demás y como dice el autor, “ser maestr@ de humanidad”.
Creo que no tuve serios problemas para elaborar mi propia identidad profesional, no me idealice como el profesor de primaria, ni tampoco me sentí investigador especialista como el profesor de secundaria, aunque si llegue a especializarme en insectos en la universidad, no me estorbó en mi decisión; en cuanto obtuve el empleo en al ámbito docente, me ocupé en hacerlo bien pues siempre observaba a otros maestros para aprender de ellos por que eran mi única fuente cuando me inicié, ¡claro con la debida distancia!, porque sabía que se requería una formación para ello. No estoy muy de acuerdo en que rebajemos los conocimientos adquiridos en la carrera la mentalidad de los alumnos, me parece peyorativo, pues creo que en muchas ocasiones pueden tener una basta cultura y hacernos quedar mal, si creemos que lo sabemos todo particularmente cuando te sorprenden con preguntas que te hacen dudar y pensar, donde no es malo decir, no lo sé, pero lo voy a investigar.
Por otro lado lo que más me ha ayudado es la comunicación, difícilmente estoy al frente o detrás de un escritorio o en el estrado para el profesor, me gusta caminar, mover las manos, mirar a los ojos, acercarme y dar alguna palmada (con precaución porque algunos alumnos traen historias de vida que no soportan el contacto), practico la abrazo terapia con quienes lo permiten, y hasta ahora creo que he logrado comunicarme bien.
La disciplina si es difícil de lograr, lamentablemente como muchos compañeros dicen “cada día es peor” y esto tendríamos que discutirlo aparte, sin embargo el tiempo te enseña que efectivamente como menciona Esteve el razonamiento y el dialogo son las mejores armas, de ahí la importancia del encuadre en el primer día de clases, la congruencia de lo que dices y haces y que tanto ejemplificas tus valores como el respeto, para ganarte entre otras cuestiones el mantener la disciplina en el salón.
Los contenidos deben ser pertinentes para hacerlos significativos a ellos, el contar anécdotas vinculadas al conocimiento o que lo apliquen a su vida cotidiana siempre será un factor importantísimo para que construyan su aprendizaje y quede marcado en su pensamiento.
Tengo un hermano médico muy bueno en su actividad de internista, y alguna vez me dijo que porque me habìa dedicado a ser maestra si hace falta la investigación, que ahí debería estar; sin darse cuenta que también el no puede alejarse del desafío del saber pues siempre se esta actualizando y la pasión de comunicarlo con sus residentes pues he visto que se esmera cuando le toca dar clase. Este desafío de saber es para cualquier profesión pero nuestra satisfacción es plena porque muchos nos apasionamos al comunicarlo por el hecho de ser maestros.
Creo que no tuve serios problemas para elaborar mi propia identidad profesional, no me idealice como el profesor de primaria, ni tampoco me sentí investigador especialista como el profesor de secundaria, aunque si llegue a especializarme en insectos en la universidad, no me estorbó en mi decisión; en cuanto obtuve el empleo en al ámbito docente, me ocupé en hacerlo bien pues siempre observaba a otros maestros para aprender de ellos por que eran mi única fuente cuando me inicié, ¡claro con la debida distancia!, porque sabía que se requería una formación para ello. No estoy muy de acuerdo en que rebajemos los conocimientos adquiridos en la carrera la mentalidad de los alumnos, me parece peyorativo, pues creo que en muchas ocasiones pueden tener una basta cultura y hacernos quedar mal, si creemos que lo sabemos todo particularmente cuando te sorprenden con preguntas que te hacen dudar y pensar, donde no es malo decir, no lo sé, pero lo voy a investigar.
Por otro lado lo que más me ha ayudado es la comunicación, difícilmente estoy al frente o detrás de un escritorio o en el estrado para el profesor, me gusta caminar, mover las manos, mirar a los ojos, acercarme y dar alguna palmada (con precaución porque algunos alumnos traen historias de vida que no soportan el contacto), practico la abrazo terapia con quienes lo permiten, y hasta ahora creo que he logrado comunicarme bien.
La disciplina si es difícil de lograr, lamentablemente como muchos compañeros dicen “cada día es peor” y esto tendríamos que discutirlo aparte, sin embargo el tiempo te enseña que efectivamente como menciona Esteve el razonamiento y el dialogo son las mejores armas, de ahí la importancia del encuadre en el primer día de clases, la congruencia de lo que dices y haces y que tanto ejemplificas tus valores como el respeto, para ganarte entre otras cuestiones el mantener la disciplina en el salón.
Los contenidos deben ser pertinentes para hacerlos significativos a ellos, el contar anécdotas vinculadas al conocimiento o que lo apliquen a su vida cotidiana siempre será un factor importantísimo para que construyan su aprendizaje y quede marcado en su pensamiento.
Tengo un hermano médico muy bueno en su actividad de internista, y alguna vez me dijo que porque me habìa dedicado a ser maestra si hace falta la investigación, que ahí debería estar; sin darse cuenta que también el no puede alejarse del desafío del saber pues siempre se esta actualizando y la pasión de comunicarlo con sus residentes pues he visto que se esmera cuando le toca dar clase. Este desafío de saber es para cualquier profesión pero nuestra satisfacción es plena porque muchos nos apasionamos al comunicarlo por el hecho de ser maestros.